19 de septiembre de 2005

Últimas tendencias en cultivos genéticamente modificados

Isabel Zavala De la Rosa

Según el último reporte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), publicado en junio de 2005, la tendencia futura de los cultivos genéticamente modificados (GM) está dirigida a promover su resistencia a plagas y enfermedades.
En los próximos 3 a 5 años, los cultivos GM continuarán concentrándose en mejorar sus características agronómicas, especialmente la resistencia a herbicidas e insectos, así como su potencial de rendimiento.
De igual forma, se desea mejorar su resistencia a virus, lo cual puede ser extremadamente importante para mejorar la productividad agrícola, pues constituye un gran problema para el agricultor. Se señala que estos cultivos pueden estar disponibles para su comercialización dentro de los próximos 5 años.
Del mismo modo, la OMS indica que se están produciendo una serie de cultivos GM con mejores perfiles nutricionales. Algunos ejemplos son:

Arroz con vitamina A
Este es el ejemplo más conocido, pues la deficiencia de este nutrimento es un problema de salud pública en China. Con este tipo de arroz GM se puede reducir esta deficiencia en la población, ya que la vitamina A es esencial para aumentar la resistencia a enfermedades, protege contra el deterioro de la visión y mejora las posibilidades de crecimiento y desarrollo.

Arroz “enriquecido con hierro”
La prevalencia de la deficiencia de hierro es muy elevada en aquellas partes del mundo donde el arroz es el alimento básico. Las semilla de este arroz GM, que posee la proteína transportadora de hierro, duplica el contenido de este nutrimento en comparación con el arroz no GM

Mayor contenido de proteínas
Estudios sobre modificaciones genéticas realizados en vegetales básicos como la mandioca, el plátano y la papa, muestran que estos vegetales logran contener de 35 a 45 por ciento más proteínas y mejores niveles de aminoácidos esenciales que los no GM.

Eliminación de alergenos y antinutrimentos
Otros estudios indican que los tóxicos contenidos naturalmente en la papa y en la mandioca pueden reducirse mediante modificaciones genéticas.

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