8 de septiembre de 2005

VIVA MÉXICO


Fantástico recorrido por la hermosa tierra del tequila y el mariachi

En lugar de tomar coñac, hay que tomar tequila,
en lugar de malta, hay que tomar tepache
y en vez de orquesta, hay que escuchar a un muy buen mariachi.

Isabel Zavala De la Rosa

Más allá de un paseo turístico, el Tequila Express es una aventura fantástica que recibe a sus invitados con mariachi y tequila. Todo inicia en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, el destino es el municipio de Amatitán, localizado a 37 kilómetros de la capital del estado dentro del Valle que lleva el mismo nombre, el cual significa “pequeño bosque de amates”.
En el camino, mientras se degustan distintas variedades de tequila, el oído se deleita con el armonioso mariachi “Los Toritos”, quienes tocan al son que les pidan.
Mientras el tren recorre la zona agavera, los pasajeros escuchan la historia y las características del Valle de Amatitán, el cual está compuesto de cuatro poblados, el Arenal, Amatitán, Tequila y finalmente el municipio de Magdalena. Este Valle cuenta con un clima semiseco y un tipo de suelo volcánico, característica que permite el adecuado desarrollo del Agave Azul Tequilana Weber.
El horizonte se llena de un espectacular color azul, gracias a las largas filas de agave que se cosechan en la zona, el cual parece saber su importancia y toma su tiempo para madurar; entre ocho y 10 años tarda en estar listo para que pueda ser utilizado en la preparación de la incomparable bebida mexicana.
El denominado Azul Tequilana Weber, comparado con otras variedades de agave, presenta mayor cantidad de azúcares, produce más hijuelos, madura más rápido y es más resistente, por lo que hoy en día es el único autorizado para producir tequila.
La fiesta sigue en el vagón del Tequila Express, y los “caballitos” acompañados de un limón atraviesan el pasillo en las bandejas de los meseros para ser degustados por cada pasajero mientras escucha música que enaltece a Jalisco y al país entero.

El tequila siempre sirve para curar males del corazón,
si es acompañado de un buen mariachi y un limón.

Por fin, una hermosa y deslumbrante hacienda se deja admirar, es la Hacienda San José del Refugio, en donde desde hace más de 135 años se elabora Tequila Herradura.
Con una afluencia de 40 mil visitantes al año, este recinto atrae a turistas de todo el mundo, los cuales se adentran en el fascinante proceso de elaboración del tequila.
La Hacienda San José del Refugio proporciona empleo a más de mil 800 familias, quienes trabajan sin escatimar esfuerzos para elaborar un tequila de formidable sabor que se distribuye envasado de origen en toda la República Mexicana, así como Estados Unidos, Canadá, Asia, Oceanía, Europa, América Latina y el Caribe.
La imagen de un jimador separando las hojas del agave para retirar el corazón o piña de los campos y trasladarlo a la planta, se presenta ante los invitados, quienes con admiración observan el cuidadoso trabajo de este artesano del agave.
Los corazones de agave azul son colocados manualmente en grandes hornos hechos de piedra y arena, para ser cocidos durante 24 horas con un tradicional método de vapor a presión.
Y mientras los visitantes disfrutan de un pedazo de agave cocido, sigue la explicación de la molienda, proceso en el que los agaves son triturados en poderosas desgarradoras que separan las fibras del jugo llamado mosto, el cual es conducido por tubería de acero inoxidable a los enormes tanques de fermentación.
El jugo del agave se fermenta gracias a todas las levaduras presentes, las cuales transforman el azúcar, denominado fructuosa, en alcohol y otros compuestos que formarán parte del cuerpo, sabor y olor del tequila final.
El siguiente paso es la destilación, misma que consiste en la evaporización de alcoholes, considerando dos tipos, los cuales se clasifican en primera y segunda destilación, conocidas como destrozamiento y rectificación respectivamente.
En el destrozamiento se llena con mosto fermentado un alambique que contiene en su interior un serpentín, a través del cual pasa el vapor, calienta el jugo y hace que se desprendan los vapores del alcohol y los aromas, los cuales son condensados, se convierten nuevamente en líquido y se obtiene el producto ordinario.
La rectificación se realiza con el fin de incrementar la riqueza alcohólica del tequila final y los aromas que formarán parte del producto.
El reposo y añejamiento se realiza en bodegas especiales, alejadas de la luz y el ruido. En la Hacienda San José del refugio, las barricas son de roble blanco, con una capacidad de 200 litros y un periodo de vida de 10 años; el tiempo de reposo es variable de acuerdo al producto que se elabore.
Dentro del recinto también existe un museo del tequila, lugar que permite observar la forma en que se producía la bebida en tiempos anteriores.
La visita culmina con la degustación de platillos tapatíos al ritmo de un mariachi que no para de tocar y un maravilloso espectáculo de charrería que es imposible dejar de admirar.
El regreso a Guadalajara es aún más seductor, el tequila corre por la venas y la música retumba en los corazones de los pasajeros que emocionados cantan para celebrar la aventura ya vivida.

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